(IX)
LA PERSONALIDAD
1. Conceptos
previos: persona, personalidad, temperamento y carácter
En el lenguaje cotidiano es frecuente mezclar las
nociones de temperamento, carácter y personalidad. Pero,
desde el punto de vista psicológico, es conveniente diferenciar estos tres
conceptos.
Las personas nos caracterizamos porque tenemos la
capacidad de reflexionar sobre lo que nos pasa, planificar, hacer proyectos de
futuro, tomar decisiones para desarrollar tales proyectos, evaluar las
decisiones tomadas, etc. Eso significa que una persona es un ente que, en
cierto modo, se construye a sí mismo. Ciertamente esos planes y proyectos, esa
capacidad de autoevaluación, etc., no se hacen partiendo de cero, sino contando
con las distintas habilidades, predisposiciones, etc., con las que nacemos. Y
también con las circunstancias sociales (en sentido amplio) en las que nos
desenvolvemos. Con todos estos «materiales» se construye la persona que cada uno
es.
Aclarado esto podemos dar una definición provisional
de personalidad: la personalidad es el modo de ser persona propio de
cada uno. En ese modo de ser persona influyen dos tipos de elementos bien
diferenciados: (1) Aquellos elementos que traemos con nosotros al nacer (capacidades,
predisposiciones, etc.). Y a esto le llamamos temperamento. (2) Aquellos
rasgos que son fruto del aprendizaje, de nuestras experiencias, etc. Y a esto
le llamamos carácter.
Con estas nociones previas vamos a ver cómo se
desarrollan históricamente las nociones de persona, temperamento, carácter y
personalidad, y cómo son explicadas hoy en día desde la psicología tales
realidades.
2. Orígenes y desarrollo de la noción de
persona
El
término «persona» parece
provenir del griego prosopon, voz con la que se designaba a las
máscaras de las representaciones teatrales; o del latín personare
(sonar a través de) en referencia a las máscaras con orificios que llevaban
los actores romanos.
Pero
si ese es el origen del término, aquello designado con ese término, el concepto
de persona, tiene un triple origen,
vinculado a tres disciplinas distintas: la medicina,
la teología y el derecho, que estarán presentes en la
primera definición filosófica de persona, la dada por Boecio.
Vamos
a ver las aportaciones de cada una de estas disciplinas para la construcción
del concepto de persona.
(1) En
el mundo griego clásico y helenístico
comienzan las reflexiones sobre lo que hoy denominamos temperamento y
consideramos un componente constitutivo de la personalidad.
Hipócrates (que vive
aproximadamente entre el 460 y el 370 a. C., y al que se suele considerar el
padre de la medicina), sostuvo la teoría de que por el cuerpo humano circulan
cuatro humores (líquidos) que
denomina sangre, bilis negra, bilis amarilla y flema.
El equilibro de esos humores proporcionaría salud, y su desequilibrio sería la
causa fundamental de las enfermedades. El predominio de uno u otro de estos
humores daría origen a cuatro temperamentos básicos: sanguíneo, melancólico, colérico y flemático.
(2) En el mundo
cristiano las reflexiones en torno al concepto de persona tuvieron una
orientación teológica. En concreto, esta reflexión apareció vinculada a
la resolución de dos problemas: (a) Se decía que Dios es uno, pero al mismo
tiempo compuesto de tres realidades: Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo.
Para conciliar ambas afirmaciones se estableció que Dios es una sola sustancia pero tres personas. (b) Se debatía el problema de
si en Cristo había dos naturalezas, una humana y otra divina, o solo una. La
solución fue sostener que Cristo tiene una doble naturaleza (divina y humana), pero una sola persona.
Si
analizamos con cuidado los usos del término persona de que hace gala la
incipiente teología cristiana descubriremos que en ellos aparecen dos elementos
fundamentales: por un lado la personalidad implica diferencia (con los
otros individuos); por otro lado implica unicidad consigo mismo (mismidad).
(3) En
el derecho romano aparece el
concepto de persona como término judicial. La persona es el «sujeto
legal», el sujeto sobre el que recaen derechos y deberes.
Finalmente,
en los inicios de la Edad Media, Boecio (Roma, en torno a al 480-Pavía,
en torno al 524) dio una definición filosófica de persona que tuvo gran resonancia
posterior: persona es una sustancia individual de naturaleza racional.
3. La
concepción actual de la personalidad
&1
Clasificación
de las teorías de la personalidad
Gordon
W. Allport (psicólogo norteamericano, 1897-1967) recogió
hasta un total de cincuenta definiciones distintas de personalidad, lo
que da idea de la diversidad de criterios que existen en esta materia. Paralelamente
a esta enorme cantidad de definiciones de la personalidad existe un
considerable número de teorías que intentan explicarla. Aquí vamos a centrarnos
en algunas de las que consideramos más representativas. Estas son: (1) Las
llamadas teorías del rasgo y el tipo. (2) Las teorías conductistas.
(4) La teorías humanistas. (5) El psicoanálisis
(al que, por su influencia, tanto en el terreno de la psicología y la medicina,
como en otros diversos campos de la cultura contemporánea, dedicaremos una
unidad diferenciada).
Estas
teorías se centran preferentemente en el estudio de dos tipos de estructuras
constitutivas del individuo: (1) La subjetividad,
identificada a veces con la conciencia
de sí o autoconciencia. (2) Los rasgos de comportamiento propios
de un individuo (también llamados rasgos diferenciadores).
&2
La
subjetividad
Parece
que para hablar de personalidad hay que suponer un sujeto cuya conducta juzgamos y analizamos. Pues si toda conducta
se pudiese explicar como un proceso automático estímulo-respuesta lo que
entendemos por personalidad carecería de sentido. Es decir, si todo
comportamiento se pudiese describir de tal modo que ante un estímulo el individuo
estimulado respondiese con una respuesta automática y predecible ¿en qué podría
consistir la personalidad de ese individuo? Hemos comenzado diciendo que la
personalidad es el diferente modo de ser persona. Y por lo tanto debemos pensar
que hay un sujeto que actúa, y que actúa de un modo propio, diferenciado,
«personal».
Ahora
bien, ¿qué es ese sujeto? ¿Qué es eso que actúa de uno u otro modo? Veamos
varias respuestas:
(1) Para
la psicología antigua y medieval el sujeto es considerado como una sustancia, es decir, como una cosa que
es el soporte de ciertas facultades. Recordemos que para Aristóteles el ser
humano era un compuesto de materia y forma. La forma, a la que también llamaba
alma, era la que organizaba y dinamizaba la materia, y ambas cosas unidas
constituían una única sustancia: este hombre, Antonio.
Pues
bien, en este alma, unida a la materia, residían ciertas facultades con las que
podía operar sobre el mundo y sobre sí misma: la capacidad de sentir, de
conocer sensorialmente, de conocer racionalmente, etc.
(2)
A partir de Descartes, en el mundo moderno (aunque la idea se viene
desarrollando ya desde san Agustín, e incluso desde antes), el sujeto es
entendido como conciencia.
Según
Descartes el hombre es un compuesto de un cuerpo, que funciona como una máquina
compleja, y un alma, cuya esencia es pensar y que se descubre a sí misma pensando
(por introspección). En ese alma reside, por lo tanto, la conciencia. Frente al
sujeto concebido como conciencia, aparece el mundo, convertido en objeto (que
puede ser manipulado por ese sujeto).
(3)
¿Hay sujeto? El conductismo parte de la base, como ya hemos explicado
anteriormente, de que el objeto de estudio de la psicología es la conducta observable, desentendiéndose
de los procesos mentales o cualquier tipo de procesos «internos». Y la conducta
se explica como la relación entre estímulos
y respuestas. Si aceptamos esto, no
se puede hablar de subjetividad. Y si no hay subjetividad no hay personalidad.
No
obstante, parece difícil explicar cómo se produce una respuesta ante un
estímulo, si no hay algo que produzca esa respuesta. Por eso un cierto sector
del conductismo sostiene que la respuesta es el producto de un organismo, que interacciona con un
medio del que emergen los estímulos. El sujeto sería concebido, en ese caso,
como un organismo instalado en un medio.
(4)
A mediados del siglo XX se desarrolla la teoría de sistemas. Un sistema es un todo complejo (es decir, compuesto de
partes) y organizado. A partir de entonces se caracteriza a los organismos
vivos como sistemas abiertos. Es decir, sistemas que interactúan con un medio
del que obtienen la energía para su propio automantenimiento, perpetuación y
crecimiento. La subjetividad sería concebida, entonces, como un sistema abierto. (Frente a tales sistemas,
las máquinas serían sistemas cerrados, pues su interacción con el medio implica
desgaste y destrucción).
&3
Los
rasgos de comportamiento o rasgos diferenciadores
Los
rasgos separan al individuo de la especie. Un rasgo es un modo de
comportamiento propio de un individuo (de un sujeto). Este modo de comportamiento
puede ser:
(1) Heredado, y entonces decimos que es un
rasgo de temperamento. Por ejemplo, un individuo que tenga
tendencia a liberar adrenalina con facilidad, tendrá por la misma razón un
temperamento más agresivo que un individuo menos propenso a liberar
adrenalina.
(2) Aprendido, y entonces decimos que es
un rasgo de carácter. Por ejemplo, un individuo al que le han salido
mal todas las empresas que se ha propuesto puede adquirir un carácter pesimista.
En
la práctica no siempre es fácil los rasgos que son fruto del carácter de los
que son producto de la herencia. En muchos casos la herencia es una
predisposición que se actualiza en un determinado contesto.
No
debemos confundir un rasgo de temperamento con un instinto, frente a este
se distingue porque no es común a la especie.
Tampoco
debemos confundir un rasgo de carácter con un hábito, frente a este se
distingue por su mayor constancia. Así, mientras los hábitos son modos
regulares de comportamiento que pueden variar fácilmente cuando cambian
ciertas circunstancias, los rasgos de carácter tienden a permanecer toda la
vida o al menos durante un largo periodo de la misma.
Pese
a que un rasgo implica un modo estable de comportamiento, hemos de tener en
cuenta que: (1) El ser humano está en un permanente desarrollo, en una permanente
evolución personal. (2) El ser humano, cada ser humano, no vive aislado,
encerrado en sí mismo, sino en un mundo a su vez cambiante. Por ello el
concepto de rasgo es en gran medida un concepto ideal (esto es, desarrollado
a efectos de análisis psicológico, pero que no se da en un sentido absolutamente
estricto en la realidad).
4. Las teorías del rasgo y el tipo
&1
Caracteres generales
Para
estas teorías la personalidad vendría dada por el tipo que predomine en
un individuo. Siendo el tipo un conjunto de rasgos que guardan entre sí
una cierta coherencia. La personalidad sería, pues, el conjunto de
rasgos temperamentales y de carácter que constituyen a un individuo. En el
seno de la medicina y la psicología se han desarrollado varias teorías del
rasgo y del tipo. Algunas (las de Hipócrates y Galeno) son muy antiguas, pero
siguen teniendo cierta influencia y ha sido reelaboradas modernamente. Otras
nacen ya dentro de la psicología científica contemporánea. Vamos a ver las
históricamente más relevantes.
&2
Hipócrates y Galeno: los cuatro temperamentos
Siguiendo a Hipócrates, al que ya hemos mencionado,
Galeno (médico griego que vive en el
siglo II y que desarrolla buena parte de su obra en Roma), defenderá una teoría
de los temperamentos que influirá enormemente en la medicina antigua, en el
mundo islámico y en la Europa del Renacimiento y los inicios del mundo moderno.
Según Galeno, tras la digestión,
los alimentos purificados por esta (de los que se han separado las heces
fecales) irán al hígado, donde se producen los cuatro humores (de procedencia hipocrática): la sangre (caliente y
húmeda), la bilis amarilla (caliente
y seca), la bilis negra (fría y
seca) y la flema (fría y húmeda).
El equilibrio entre estos
humores es fundamental para mantener la salud. Cuando este equilibrio se
resiente es necesario restaurarlo mediante la alimentación y el ejercicio,
aunque pueden ser necesarias también las purgas y sangrías.
El predominio de uno u otro estos humores da origen
también a los distintos temperamentos,
que Galeno reduce a cuatro básicos:
(1) Predominio de la sangre: da origen a un temperamento sanguíneo, caracterizado porque sus portadores son individuos
alegres, sociables, optimistas, volubles y movidos por la búsqueda del placer
inmediato. Su elemento es el aire.
(2) Predominio de la flema: da origen a un temperamento flemático, caracterizado porque sus portadores son individuos
serenos, tranquilos, perseverantes y racionales. Son también fríos y tímidos.
Su elemento es el agua.
(3) Predominio de la bilis amarilla: da origen a un temperamento colérico. Los individuos que poseen este tipo de temperamento son
enérgicos, activos, independientes, con confianza en sí mismos y que defienden
con pasión sus opiniones. Pueden ser también conflictivos. Su elemento es el
fuego.
(4) Predominio de la bilis negra: da origen a un temperamento melancólico. Los individuos en los que predomina este temperamento
son sensibles, introvertidos, perfeccionistas, de humor variable y con
tendencia a la tristeza. Su elemento es la tierra.
&4
La
teoría de los tipos de Paulov
Paulov
elaboró una teoría de los tipos para la que hizo uso de la distinción de
Galeno en cuatro tipos: colérico, sanguíneo, flemático y melancólico.
El
punto de partida de Paulov es el de la existencia de un equilibrio energético
en el organismo. Ese equilibrio energético puede ser modificado por los estímulos.
Ante los estímulos el sistema nervioso puede reaccionar de dos formas: excitándose,
lo que implica que conduce la energía; o inhibiéndose lo que implica
que cierra el paso a la energía proveniente de la estimulación.
Pues
bien, a partir de aquí Paulov deduce la existencia de cuatro tipos de temperamentos,
diferenciados en función de la propensión a la excitación o a la inhibición:
(1)
El tipo excitativo: coincide con el
colérico de Galeno. Es un temperamento patológico (neurasténico). En casos
graves degenera en psicosis cíclica.
(2) El
tipo equilibrado: es un tipo sano.
Distingue dos subtipos, el vivaz, que se correspondería con el sanguíneo de
Galeno, y el tranquilo, que se correspondería con el flemático de Galeno.
(3)
El tipo inhibitorio: coincide con el
melancólico de Galeno. También patológico (histérico). En casos graves
degenera en esquizofrenia, que se produciría motivada por la debilidad
del córtex.
&5
La
tipología de Sheldon
William
Sheldon,
estableció tres tipos básicos distintos en base a características
biológicas externas (biotipos), a cada uno de los cuales correspondería un
determinado temperamento, que llevaría aparejados una serie de rasgos:
(1)
El tipo endomorfo: de complexión
gruesa, posee un temperamento viscerotónico.
Caracterizado en general por la tendencia a la cordialidad, facilidad para
la comunicación. La enfermedad mental más frente de este tipo es la psicosis
maníaco-depresiva.
(2)
El tipo mesomorfo, de complexión
fuerte y musculosa, posee un temperamento somatotónico.
Caracterizado en general por la tendencia a ser agresivo, enérgico y tenaz.
(3)
El tipo ectomorfo, de complexión
delgada, posee un temperamento cerebrotónico.
Caracterizado en general por la tendencia a ser poco comunicativo y muy
reflexivo. La enfermedad mental más frecuente de este tipo es la esquizofrenia.
BIOTIPOS
|
||
ENDOMORFO
|
MESOMORFO
|
ECTOMORFO
|
RAGOS DE TEMPERAMENTO
|
||
VISCEROTÓNICO
-Relax
postural y movimientos fluidos.
-Gusto
por la comodidad.
-Reacciones
lentas.
-Afición
a la buena comida.
-Afición
a las reuniones sociales.
-Gusto
por las relaciones personales.
-Cortesía,
afición a lo ceremonioso.
-Afición
a las fiestas.
-Amabilidad
indiscriminada.
-Deseo
de afecto y aprobación.
-Orientación
hacia lo personal.
-Estabilidad
emocional.
-Tolerancia.
-Condescendencia.
-Sueño
profundo.
-Desgarbado.
-Fácil
comunicación de los sentimientos.
-«Buen
vino»; el alcohol le acentúa la sociabilidad.
-Necesidad
de hablar con otros cuando está preocupado.
-Orientación
hacia la niñez y la familia.
|
SOMATOTÓNICO
-Buena
planta: autoafirmación en la postura y movimientos.
-Gusto
por la aventura.
-Reacciones
enérgicas.
-Necesidad
de ejercicio.
-Deseo
de dominio.
-Gusto
por el riesgo.
-Maneras
directas, tendentes a la insolencia.
-Valor
físico.
-Agresividad,
espíritu combativo.
-Insensibilidad
social; «callo».
-Claustrofobia,
necesidad de salir y moverse.
-Dureza;
no se anda con contemplaciones.
-Voz
fuerte, ruidosa.
-Indiferencia
al dolor.
-Activo,
alborotador.
-Madurez
prematura.
-Mentalidad
dispersa.
-«Mal
vino».
-Necesita
actuar cuando está preocupado.
-Orientación
hacia fines y actividades juveniles.
|
CEREBROTÓNICO
-Postura
y movimientos inhibidos, aspecto cohibido.
-Costumbres
minuciosas.
-Reacciones
rápidas, nerviosas.
-Gusto
por lo privado, afición a la soledad.
-Recelo,
atención excesiva.
-Cohibición
de los sentimientos.
-Control
consciente de la expresión emocional.
-Retraimiento.
-Inhibición social.
-Hipersensibilidad a la
crítica.
-Agorafobia, temor a
aparecer ante el público.
-Actitud imprevisible.
-Voz baja, fobia al
ruido.
-Hipersensibilidad al
dolor.
-Duerme mal; fatiga
crónica.
-Parece más joven de lo
que es.
-Mentalidad
concentrada.
-Resistencia a beber.
-Necesita estar solo
cuando está preocupado.
-Orientación hacia
fines propios de etapas avanzadas de la vida.
|
&6
La teoría de los tipos
de Eysenk
Hans Eysenck (Berlín, 1916-Londres,
1997) ha desarrollado una nueva teoría de los tipos. Eysenk establece los
distintos tipos a partir de un eje tetradimensional. Este eje estaría
constituido por los polos introversión-extroversión, e inestabilidad-estabilidad.
Del cruce de estos ejes
resultan cuatro tipos de personalidad posibles, que hace corresponder
con los cuatro temperamentos de la tradición hipocrático-galénica, si bien
estos tipos no vendrían determinados por los humores (cosa insostenible para la
medicina actual), sino por el funcionamiento del sistema nervioso. (Así, el
tipo neurótico sería desarrollado como consecuencia de una hiperactividad
del sistema simpático; la extroversión e introversión vendrían determinadas
por la mayor tendencia a la excitación o inhibición del sistema nervioso
central).
Estos cuatro tipos
básicos serían.
(1) Introvertido-inestable,
que correspondería al tipo melancólico.
(2) Introvertido-estable,
que correspondería al tipo flemático.
(3) Extrovertido-estable,
que correspondería al tipo sanguíneo.
(4) Extrovertido-inestable,
que correspondería tipo al colérico.
INESTABLE
|
|||
humor
variable
ansioso
rígido
serio
pesimista
reservado
insociable
sedentario
|
|
|
sensible
inquieto
agresivo
excitable
poco
fiable
impulsivo
optimista
activo
|
|
melancólico
|
colérico
|
|
INTROVERTIDO
|
|
|
EXTROVERTIDO
|
|
flemático
|
sanguíneo
|
|
pasivo
cuidadoso
pensativo
pacífico
controlado
fiable
ecuánime
sereno
|
|
|
sociable
amigo
de entrar y salir
hablador
ocurrente
desenvuelto
energético
seguro
de sí
líder
|
ESTABLE
|
5.
El conductismo
Entre los más importantes estudiosos de la personalidad
que pueden ser adscritos a esta corriente se encuentran Skinner y Neal
E. Miller. Como ya señalamos en su momento el conductismo, es una corriente psicológica caracterizada por:
(1) Consideran que la función de la psicología
es el análisis de la conducta, prescindiendo del estudio de cualquier tipo
de procesos mentales.
(2) La conducta puede ser explicada como la
respuesta dada a un estímulo.
(3) Casi todo el comportamiento es aprendido.
Coherentemente con estos principios el conductismo
prescinde, tanto de los componentes internos de la personalidad (tal como lo
hacen también las teorías del rasgo y del tipo), como de todo lo que es innato
(temperamento). Con ello el estudio de la personalidad queda reducido al estudio
de los rasgos de carácter. Aunque también tienden a sustituir el concepto de
carácter por el de hábito. De ahí que podamos definir a la personalidad
como el conjunto de hábitos de comportamiento. Un hábito es una relación
estable y aprendida entre un estímulo y una respuesta, que es posible modificar
por procesos de condicionamiento, que ya hemos visto en otra unidad.
Dado
que la personalidad es el resultado de una serie de hábitos aprendidos, y
modificables, los conductistas consideran que el ambiente en el que el individuo
es socializado es decisivo a la hora de formar la personalidad. Así, un
individuo agresivo lo será porque ha aprendido a reaccionar agresivamente (ha
aprendido a responder de modo agresivo ante determinados estímulos).
6. El psicoanálisis
Por
la trascendencia social del psicoanálisis, que ha desbordando el campo de la
psicología y de la medicina, dedicaremos una unidad entera a esta corriente
psicológica, pero aquí adelantaremos algunas características del análisis psicoanalítico
de la personalidad.
Freud
centra sus estudios en los comportamientos patológicos de tipo neurótico (histerias, fobias, psicopatías,
etc.). Pero acabará descubriendo que muchos fenómenos mentales no patológicos,
como los sueños, los lapsus linguae, los olvidos reiterados, etc.,
pueden ser explicados a partir de similares causas.
El
intento de explicar todos estos fenómenos llevará a Freud a descubrir que:
(1)
La que tradicionalmente se entendía por mente, o conciencia, humana no es una
entidad unitaria, sino una estructura compleja, compuesta de varias instancias
o subestructuras que entran en conflicto entre sí. Estas subestructuras son:
el ello, el yo y el superyó.
(2)
Existen procesos mentales que operan sobre la conducta del individuo pero que
este no conoce (son inconscientes),
y, por lo tanto, no puede controlar.
(3)
La existencia de la sociedad, la cultura y la religión, son indisociables del
desarrollo de la psique humana.
El
estudio de la mente es llevado a cabo desde tres perspectivas: (1) Una
perspectiva económica: trata de la
energía a disposición de la mente y las transformaciones que sufre esa energía.
(2) Una perspectiva topológica:
trata de los «lugares o estructuras que componen la mente». (3) Una perspectiva
dinámica: trata de los conflictos y
deseos o defensas instintivos.
7. El humanismo
Entre
los defensores del modelo humanístico de la personalidad destacan G. W. Allport, Rollo May, Carl Rogers y
Abraham Maxlow. En el modelo
humanístico hay una fuerte influencia de ciertas corrientes filosóficas, en
especial la fenomenología y el existencialismo.
El
humanismo parte de una concepción integral de la persona, como sujeto libre,
responsable de sus actos y de sí mismo.
Algunas
aportaciones de la psicología humanista que cabe mencionar son las siguientes:
(1) En
su obra The Search for Authenticity
James Bugental estableció los principios que rigen la psicología
humanista, que son los siguientes:
-El
ser humano, en cuanto tal, es superior a la suma de sus partes.
-La
existencia humana se realiza necesariamente en un contexto interpersonal.
-El
ser humano está presente a sí mismo en términos de una experiencia interior indeclinable.
-Al
hombre la compete esencialmente la decisión.
-La
conducta humana es intencional.
(2) Eric Berne creó el análisis transacional, que, partiendo de que el ser humano se realiza
en relación a otros seres humanos, proporciona un medio de analizar la comunicación
y las distorsiones que se producen en el seno de esta. Según Berne, al comunicarnos
con los demás lo hacemos desde tres posibles estados, que él denomina el
padre, el niño o el adulto:
-La
posición de padre es la que se
adopta cuando uno asume una actitud de superioridad. Se habla desde una
posición de padre cuando se adopta una actitud crítica hacia el interlocutor
(se le riñe, se le exige), o una actitud de perdón (se muestra uno tolerante,
bondadoso).
-La
posición de niño es la que se adopta
cuando uno se deja arrastrar por sus sentimientos (temor, o alegría), y cuando
habla desde un sentimiento de inferioridad.
-La
posición de adulto es la que se
adopta cuando uno intenta atenerse a criterios objetivos y reflexivos.
Berne
considera que en función de las posiciones que adopten los individuos en un
diálogo la comunicación puede ser cruzada
(cuando los que se comunican no se complementan y el diálogo se vuelve
insatisfactorio e incluso imposible), o paralela
cuando se complementan.
Por
ejemplo, una conversación paralela puede ser aquella en la que los dialogantes
adoptan ambos la posición de adulto, o ambos la posición de niño, o uno asume
una posición de padre y el otro de niño. Ejemplo de conversaciones cruzadas
pueden ser aquella en la que un dialogante habla desde una posición de adulto,
y el otro le contesta desde un posición de padre (típicas discusiones de adolescentes
con sus padres cuando aquellos comienzan a tomar el control de sus vidas).
(3) En
Una teoría sobre la motivación humana,
Abraham Maslow desarrolló su teoría
sobre la jerarquía de las necesidades humanas, conocida popularmente como pirámide de Maslow, que ya hemos visto
anteriormente. El principio que rige esta clasificación es una idea típicamente
humanista: el ser humano está impulsado a la búsqueda de sentido y autorrealización.
8. La medida de la personalidad
Medir
la personalidad no quiere decir medir la «cantidad» de personalidad que tiene
cada uno. Aunque se diga a veces que «Fulanito tiene mucha personalidad», o
«menganito tiene poca personalidad», eso no significa que haya una medida de la
cantidad de personalidad. El sentido que tienen esas expresiones es otro.
Pero
cuando aquí hablamos de la medida de la personalidad nos referimos a los procedimientos
para determinar los rasgos que configuran la personalidad de un individuo. Especialmente
si entre esos rasgos están ciertas características patológicas.
Entre
los procedimientos que suelen emplearse para medir la personalidad están los siguientes:
(1) Observación y registro sistemáticos de la
conducta del individuo.
(2) Entrevista personal. Este procedimiento
es muy empleado por psicólogos de empresa, para sopesar las características de
los profesionales que se han de contratar, o para determinar el estado
psicológico de los trabajadores de la empresa. También se emplea en la
psicología escolar y clínica. Aunque estos procedimientos no son enteramente
fiables, como ningún otro procedimiento que pretenda determinar la
personalidad. Los errores pueden nacer de una falta de confianza entre
entrevistado y entrevistador. Lo que hace que el entrevistado esté a la
defensiva, o adopte una actitud agresiva. También puede suceder que el entrevistado
trate de dar las respuestas que cree que se esperan de él, y no lo que
realmente querría decir. Etc.
Las
entrevistas pueden ser de dos tipos: (1) Abiertas,
que son aquellas en las que se invita al individuo a que hable, contando sus
experiencias. (2) Dirigidas, que son
aquellas en las que se plantean una serie de preguntas que el individuo debe
responder.
(3) Cuestionarios
de personalidad. Constan de preguntas que tratan de estímular el
autoanálisis y desencadenar ciertas reacciones emocionales. Las respuestas se
comparan con tablas estadísticas.
(4) Tests
proyectivos. Están construidos a partir de la idea psicoanalítica de que el
individuo almacena recuerdos, deseos, etc., en el inconsciente que solo
afloran, disfrazados, cuando la conciencia se relaja. Para ello este tipo de
tests enfrentan al individuo con estímulos ambiguos, que estimulan la
imaginación del individuo, que proyecta a su través los rasgos inconscientes de
su personalidad.
Los más conocidos son:
(a) El test
de Roschach. Consta de un conjunto de diez láminas, con manchas simétricas.
El individuo tiene que decir que es lo que ve en cada lámina. Las láminas están
pensadas para que, según la personalidad del individuo, las identifique con una
determinada cosa, animal o situación. Aunque este test ha sido muy cuestionado,
la experiencia parece demostrar que ha sido útil en la identificación de
algunos tipos de trastornos tales como la esquizofrenia y la depresión.
(b) Test de
apercepción temática (TAT). Fue desarrollado por Henry Murray, psicólogo
norteamericano. Está constituido por 31 láminas, aunque solo se usan 20 con
cada tipo de individuos en función de la edad y el sexo. Muestran escenas a
partir de las cuales se le pide al individuo que construya una historia.
(c) Test
temáticos infantiles. Se han elaborado varios de este tipos de tests. Todos
ellos orientados a la personalidad de los niños. Los test de láminas Blacky fueron creados por Gerald Blum. Se basa en las imágenes de un perro (Blacky) para que
el niño hable de sí mismo y de su familia. Los tests de láminas Pata Negra fueron creados por Louis Corman. Son similares a los Blum. En este caso en las láminas
aparece un cerdo (Pata Negra). El test
de cuentos de hadas, fueron creados por Carina Coulaclogou. En este caso en las láminas aparecen personajes
de cuentos clásicos (Caperucita Roja y el lobo, Blancanieves y los siete
enanitos) y el niño debe contestar, a partir de las láminas, a unas preguntas
preestablecidas.
(d) Test de
gráficos. Se le pide al sujeto que dibuje ciertos elementos o situaciones.
(e) Test de
asociación. Se le pide al individuo una respuesta ante un estímulo, que
puede ser una palabra, o terminar una frase iniciada por el psicólogo, etc.
Bibliografía:
-Bunge,
Mario: El problema mente-cerebro.
Editorial Tecnos, S. A. Madrid, 1988.
-Leahey, Thomas: Historia de la psicología. Editorial Debate. Madrid, 1986.
-Lindzey, Gardner; Hall, Calvin S. y Manosevitz,
Martin: Teorías de la personalidad.
México, 1992.
-Pinillos, José Luis: La mente humana. Ediciones Temas de Hoy, S.A. Madrid, 1991.
-Pinillos, José Luis: Principios de psicología. Alianza Editorial, S. A. Madrid, 1985.
-Rogers, Carl R.: El proceso de convertirse en persona. Ediciones Paidós Ibérica, S.
A. Barcelona, 1994.
-Wolman, Benjamín B.: Teorías y sistemas contemporáneos en
Psicología. Ediciones Martínez Roca, S. A. Barcelona, 1981.
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