I. HISTORIA DE LA PSICOLOGÍA:
LA PSICOLOGÍA COMO CIENCIA
1. La psicología como disciplina filosófica
&1
Origen y significado del término psicología
El
término «psicología» procede del griego ψυχή (psykhé),
término que suele traducirse como «alma»,
y λóγος (logos), que suele
traducirse como «razón», «discurso», «tratado», o «ciencia». En sus orígenes «psicología» viene a significar «tratado
del alma» (o también, ciencia del alma, discurso acerca del alma, etc.).
En
la Grecia arcaica con el término psikhé (alma) designaban a algo del hombre que permanece después de morir, y
que baja al inframundo, a la morada de Hades. Este algo era concebido como una «sombra»
del cuerpo, como una «imagen» o «figura» difusa de este. Pero acabará
designando a aquella parte del ser humano en la que residirían sus facultades superiores (la capacidad de
razonar, la voluntad libre), concebida a veces como una sustancia inmaterial e inmortal.
La
psicología comienza siendo un componente de la reflexión filosófica (como tratado acerca del alma), pero acabará
adquiriendo el estatuto de ciencia
ya en los albores del mundo contemporáneo (con una dimensión teórica: orientada al conocimiento de los fenómenos
mentales y de la conducta; y una dimensión
práctica: orientada al tratamiento y corrección de diverso tipo de
trastornos mentales y conductuales).
&2
El alma en el pensamiento griego antiguo
En
concepto de alma entró en el pensamiento filosófico con los pitagóricos.
Los pitagóricos
defienden un dualismo antropológico según
el cual el ser humano es un compuesto de dos tipos de realidades: cuerpo y alma.
El cuerpo es mortal
y pertenece al mundo terrestre. El
alma es inmortal, y pertenece al
mundo celeste. El alma es, por lo
tanto, del mismo linaje que los dioses. Cuando un cuerpo muere el alma se reencarnará en otro cuerpo. La
aspiración del alma es volver al lugar al que pertenece, al mundo celeste. Para
ello necesita pasar por un proceso de purificación,
entendido como una limpieza, a través de la cual se desprende de todo lo que la
mantiene atada al mundo terrestre.
Platón asumió el dualismo
antropológico de los pitagóricos, pero defiende además una concepción tripartita del alma, según la cual esta
consta de una parte racional (en la
que reside la capacidad de conocimiento de lo universal), una parte volitiva o irascible (en la que reside la voluntad) y una parte apetitiva o concupiscible (en la que residen los deseos).
Aristóteles, frente a Platón, defiende una antropología monista: cuerpo y alma constituyen una única sustancia
inseparable. El alma es, según Aristóteles, la forma sustancial de los seres
vivos. Esto significa que el alma es el principio organizador de la materia de
los seres vivos.
Aristóteles diferencia tres tipos de almas, que
darán origen a tres tipos de seres vivos: vegetativas,
sensitivas y racionales.
(1) Las almas
vegetativas son propias de los vegetales, y dotan a estos de la capacidad
de crecer, nutrirse y reproducirse.
(2) Las almas
sensitivas son propias de los animales, y dotan a estos de las capacidades
propias del alma vegetativa y además de la capacidad de obtener conocimiento sensitivo, de apetecer lo conocido y de desplazarse para conseguir lo apetecido.
(3) Las almas
racionales son propias de los humanos, y dotan a estos de todas las
capacidades del alma sensitiva y además de voluntad
libre y capacidad de conocimiento
racional.
Ya en el periodo helenístico transcurre la vida
de Epicuro de Samos. Epicuro
considera que la realidad está constituida a partir de un número ingente de
partículas indivisibles (átomos).
Los seres humanos están compuestos de cuerpo
y alma. Pero ambos están hechos de
átomos. La diferencia entre el cuerpo y el alma se debe al tipo de átomos que
los constituyen: el
alma está constituida por un tipo de átomos más sutiles (más delicados, finos,
pequeños), que son los que posibilitan las sensaciones.
Estos átomos se hallan extendidos por todo el cuerpo, atrapados en el cuerpo.
Cuando el cuerpo se estropea, los átomos que configuran el alma se salen de él
y se dispersan, de ese modo el individuo muere, y con él mueren cuerpo y alma.
&3
El alma en el
mundo cristiano medieval
El primer gran filósofo cristiano -que determinará,
en gran medida, la interpretación del mensaje evangélico en la Edad Media-, es Agustín de Hipona. Agustín, siguiendo
una concepción platonizante, defiende una antropología
dualista: el ser humano es un compuesto de cuerpo y alma.
El cuerpo
es de naturaleza material, lo que
implica que es corruptible y mortal.
El alma
es de naturaleza espiritual y, por
ello, inmortal, y está creada a imagen de Dios. En el alma reside la memoria, la inteligencia y la voluntad.
De la voluntad depende la capacidad general de elegir, lo que se conoce como libre
albedrío.
Pero el ser humano hace un uso perverso de esa
capacidad de elegir, eligiendo lo inferior frente a lo superior, a lo sensible
antes que a Dios. Y en esto consiste el pecado.
El pecado arrastra consigo un castigo, que consiste
en la expulsión del hombre del lugar esencial que Dios le habría reservado. En
esto consiste la caída. Frente a esa
caída Dios ofrece a los hombres la posibilidad de salvación. Esta consiste en el rescate de los seres humanos para
que puedan de nuevo contemplar a Dios. Para ello Dios da a los hombres fe, esperanza y caridad. La caridad es una forma de amor que
consiste en amar a Dios ante todas las cosas y a los hombres en función de
Dios. Consiste, por lo tanto, en una disposición de la voluntad que lleva a
dispensar amor según la jerarquía del ser.
El alma está, pues, destinada a la salvación: a la
contemplación de Dios, en la que reside la felicidad.
&4
Cuerpo y alma en el mundo moderno
En
el mundo moderno, tras la Revolución científica del Renacimiento, acabará
triunfando una concepción mecanicista
y determinista de la realidad
física. Pero eso plantea el problema de cómo explicar ciertos fenómenos que no
pueden ser descritos en términos mecánicos: tales como la capacidad humana de generar conceptos, o el libre albedrío, por lo que se hace
necesaria la existencia de un alma para explicarlos.
En
su obra Antoniana Margarita,
publicada en 1554, el médico español Gómez
Pereira, natural de Medina del Campo, desarrolla la primera concepción mecanicista de la conducta animal. El
cuerpo es un mecanismo, que responde ante determinados estímulos. Como
mecanismo que es, carece de la capacidad de sentir y pensar, que solo pueden
ser desarrolladas por un alma.
Casi
un siglo más tarde, el filósofo francés René
Descartes defenderá una concepción dualista del ser humano que reproduce
en gran medida lo ya expuesto por Gómez Pereira. Según Descartes el ser humano
es un compuesto de sustancia extensa
y sustancia pensante.
El cuerpo es una sustancia extensa, un mecanismo,
constituido de piezas que mueven a otras piezas por contacto. El alma es inextensa, y en ella residen las siguientes capacidades: (1) Sentir, cuando recibe de manera pasiva
los datos provenientes del cuerpo a través de los sentidos. (2) Imaginar, cuando opera activamente con
los datos provenientes del cuerpo, datos asociados a colores, olores, texturas,
etc. (3) Conceptualizar, cuando
opera por sí sola construyendo ideas. A estas ideas que el alma construye por
sí misma, con independencia de los sentidos, le denomina Descartes ideas innatas.
El
problema con el que se encuentra Descartes, y al que no da una solución
satisfactoria, es el de cómo se produce la conexión entre alma (inextensa) y
cuerpo (extenso), una vez que sostiene que este se mueve siempre por contacto.
(La dificultad de explicar la conexión entre alma y cuerpo llevó a La Mettrie, otro filósofo francés,
autor de una obra célebre titulada El
hombre máquina, a sostener que no es necesaria la hipótesis del alma para
explicar la capacidad de sentir y pensar. Tales cosas serían producto del
cerebro humano).
Descartes
inicia una corriente filosófica que tendrá mucha influencia en los siglos XVII
y XVIII conocida como racionalismo.
Como alternativa al racionalismo se desarrolló otra corriente filosófica en las
Islas Británicas conocida como empirismo.
El primer gran
filósofo empirista es John Locke. Locke
comienza sosteniendo que todas nuestras ideas
proceden de la experiencia: la mente
al nacer es, dice, como una tabla en blanco -una tabula rasa- en la que no hay nada escrito. (Leibniz, un pensador
racionalista posterior dirá que la mente al nacer no trae nada escrito excepto
la mente misma, que no puede ser una tabla en blanco, pues en ese caso sería
incapaz de producir nada, sino un órgano hecho para pensar).
Pero
el filósofo empirista más destacado, aquel que lleva al empirismo a su
culminación, es el filósofo escocés del siglo XVIII David Hume. De Hume proceden tres aportaciones en relación con el
tema que nos ocupa: (1) Toda idea procede de una impresión. (2) Las ideas simples pueden dar origen a ideas
compuestas siguiendo ciertas leyes de
asociación. (3) No se puede demostrar que haya ninguna sustancia pensante o alma.
2. La psicología como ciencia
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La concepción moderna de la ciencia
En
el Renacimiento y los inicios del mundo moderno se impone una nueva manera de
entender la ciencia. Se produce, pues, lo que se suele denominar Revolución científica del Renacimiento.
Esta
nueva manera de entender la ciencia se caracteriza por dos rasgos
fundamentales: matematización y experimentación. Veamos en qué
consisten:
(1) Se
parte de que el mundo está escrito en caracteres
matemáticos. Por eso, ante cualquier fenómeno aun no explicado los
científicos se esfuerzan en proponer hipótesis
matemáticas que lo describan. (Una hipótesis,
como sabemos, es una explicación provisional de algo).
(2) Pero
para verificar si una hipótesis matemática es válida, es la que describe
correctamente ese fenómeno, hay que realizar experimentos. (Un experimento es una experiencia planificada de
antemano para que nos responda a una pregunta. La pregunta viene a ser:
¿Describe correctamente la hipótesis X el fenómeno Y? O ¿encaja el fenómeno Y
en la hipótesis X?). Si los experimentos confirman la hipótesis en cuestión
esta pasa a convertirse en una ley o
teoría.
La
ciencia moderna nace también con unos objetivos, que podemos reducir a tres
básicos: (1) Explicar los hechos o
fenómenos: para lo cual se trata, como ya hemos visto, de descubrir la ley que
los rige. (2) Predecir hechos
futuros. (3) Manipular la realidad
para ponerla a nuestro servicio (pues se entiende que la ciencia ha de tener un
fin «práctico».
Pues
bien, la ciencia psicológica nace bajo esta manera de concebir la ciencia. Por
eso se entiende que la psicología ha hecho su aparición como ciencia en el
momento en que redujo sus fenómenos a cuantificación
y experimentación. Y tal cosa
sucedió en el siglo XIX, a partir de la obra de Weber, Fechner, Helmholtz, pero sobre todo a partir de
la obra de Wundt.
Aparece
así una psicología que ya no es una rama de la filosofía especulativa, sino que
tiene la pretensión de ser una ciencia
experimental, como cualquier ciencia natural. (Aunque, ya lo veremos, la
naturaleza de la psicología y del carácter científico de la psicología no
dejará de plantear problemas. Además, la psicología como disciplina filosófica
no desaparece del todo: primero sobrevive bajo la forma de psicología racional,
y posteriormente como filosofía de la mente).
Y la
psicología moderna acabará asumiendo también los objetivos de la ciencia ya
señalados: (1) Describir los
fenómenos objeto de estudio y tratamiento de la psicología: dado que determinar
cuál es el campo de estudio de la psicología, es decir, qué es un fenómeno
psicológico, es cuestionable, este punto se vuelve, ahora, relevante. (2) Explicar los fenómenos correspondientes
a su campo. Aquí hay discrepancias entre las escuelas psicológicas, pues hay
que decidir en primer lugar cuáles son los fenómenos de qué trata la
psicología. En general suelen reducirse a dos tipos: (a) Los estados mentales. (b) La conducta. (3) Predecir hechos futuros. (4) Manipular
la realidad: en este caso se trataría de modificar
los estados mentales o la conducta (en especial si son estados mentales o
conductas patológicos).
&2
El nacimiento de la psicología experimental
Podemos considerar predecesores
de la psicología experimental a Ernst Heinrich Weber (1795‑1888),
Gustav Theodor Fechner (1801‑1877) y Hermann von Helmholtz (1821‑1894).
Las investigaciones de Weber le llevan a formular la ley que
lleva su nombre (Ley de Weber), que
puede ser formulada así: «En cualquier tipo de percepción la diferencia mínima
perceptible es una fracción constante de la cantidad total de estimulación».
A = A1
a a1
Siendo A y A1 las
cantidades de estimulación de que se parte; y a y a1 la diferencia
mínima de estimulación que debe darse en cada caso para que sea percibida una
variación.
Fechner reformuló la ley de Weber, que quedaría así:
«La intensidad de la sensación de un estímulo en un sujeto varía directamente
en función del logaritmo del estímulo».
S = K . log E
Siendo S el valor de la
sensación experimentada por el sujeto, E el estímulo y K una constante.
Helmholtz consiguió medir la velocidad de trasmisión de
los impulsos nerviosos, y realizó interesantes análisis de la psicofisiología
de la visión y la audición.
Pero, pese a las aportaciones de estos
precursores, se suele tomar como fecha de inicio de la ciencia psicológica, la fundación en 1879 del primer Instituto de psicología experimental,
llevada cabo por Wilhelm Wundt
(1832-1920).
Para Wundt la psicología es una
ciencia empírica, que se diferencia
de la física en que la psicología trata de los datos inmediatos (tal como se aparecen); trata, pues, de la experiencia inmediata. (Mientras que la
física trata de la experiencia previa reducción a leyes universales). Y el método
para acceder a esa experiencia inmediata es la introspección. (La introspección, término de origen latino que
literalmente significa «mirar dentro», o «mirar en el interior», consiste en el
procedimiento por el cual el individuo observa sus propios estados internos).
Otra aportación de Wundt es su
postulado del carácter tridimensional de los sentimientos (que vendría dado
por los ejes: placer‑displacer, excitación‑inhibición, y tensión‑relajamiento).
No obstante, Wundt consideraba
que ciertas manifestaciones más elevadas de la actividad humana no podían ser
sometidas al estudio experimental.
Otras personalidades
importantes en el desarrollo de la psicología del siglo XIX son: los franceses
Ribot (1839‑1916) y Bint (1857‑1911); los ingleses Galton
(1822‑1911) y Spearman (1863‑1945); y, sobre todo, el estadounidense
William James (1842‑1910).
En general podemos decir que la
psicología experimental queda caracterizada por tres rasgos principales:
(1) Reduccionismo fisiológico:
los procesos mentales pueden explicarse a partir de los procesos físicos del
cerebro. Además, algunos descubrimientos llevados a cabo en este siglo
permitirán sostener que cada parte del cerebro realiza una función perfectamente
localizada y diferenciada.
(2) Asociacionismo: la
mente es la asociación de una serie de estados de conciencia perfectamente
localizados cada uno en su zona cerebral.
(3) Mensurabilidad: los
estados de conciencia varían cuantitativamente, por lo que esta variación puede
ser medida (por ejemplo: se podría medir el aumento de placer o dolor en
términos cuantitativos).
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El debate
sobre la naturaleza de la ciencia psicológica: Dilthey
Recordemos que la ciencia moderna nace vinculada a
la matematización y la experimentación; lo que trae consigo,
también, una determinada concepción del entendimiento
(de la conciencia humana). El
entendimiento pasa a ser la capacidad humana de conceptualizar, de crear conceptos matemáticos.
Pero Wilhelm Dilthey
(filósofo alemán, 1833-1911) rechaza esta concepción de la ciencia y de la
conciencia. Tal modo de entender la ciencia es válido, dice, para las ciencias de la naturaleza, que tratan
de explicar los fenómenos naturales,
reduciéndolos a fórmulas matemáticas.
Pero los fenómenos desarrollados por los seres
humanos, los fenómenos históricos o psicológicos, no pueden entenderse
reduciéndolos a datos cuantitativos, matematizándolos. Tales fenómenos, por ser
desarrollados por seres pensantes (por humanos) tienen una finalidad, un sentido,
que hay que comprender.
Y para comprender tales fenómenos no podemos echar
mano de un entendimiento abstracto (que es igual a cualquier otro), y que
genera conceptos matemáticos, sino de la conciencia
viva, concreta, que se enfrenta con esos fenómenos. Esos fenómenos, a su
vez, no son fenómenos reproducibles en un experimento, sino experiencias inmediatas, vivencias.
Por eso Dilthey diferencia entre las ciencias de la naturaleza, que se valen
de la matematización y la experimentación, y las ciencias del espíritu (entre las que estaría la psicología) que
tratan de fenómenos inmediatos, irrepetibles, que solo
pueden ser experimentados directamente, por una conciencia inmediata, por una conciencia viva. Frente a la psicología
experimental del siglo XIX Dilthey defiende una psicología descriptiva, o comprensiva,
que parta de la conciencia inmediata, concreta, y de las vivencias de esa
conciencia.
&4
La Escuela de
la Forma (Gestalt)
Esta escuela introduce
novedades en la explicación de la percepción.
Desde la corriente empirista inglesa (Locke, Hume, la psicología experimental)
se parte de algo así como átomos
sensoriales (unidades sensoriales de color, olor, textura, etc.), los
cuales, asociados, dan origen a las percepciones complejas. También se parte de
que el sujeto es pasivo, se limita a
recibir sensaciones.
Frente a esto, la psicología de la forma desarrollada
a partir de 1911 por la Escuela de Berlín (y que tiene como antecedentes
a Christian von Ehrenfels, la Escuela de Graz y la de Würrzburgo) sostiene que:
(1) No percibimos aisladamente
las sensaciones, sino formando un todo,
que es distinto de la mera suma de sus partes. Es decir, se perciben estructuras, formas. (Así, una melodía solo puede percibirse como tal, en su integridad;
las notas aisladas no constituyen melodía sino en tanto entran en determinadas
relaciones componiendo un todo estructurado. O, un ejemplo más inmediato, no
captamos una serie de colores, texturas, olores y a partir de ahí construimos la
imagen de un árbol, sino que percibimos al árbol, como un todo, y solo después
podemos descomponerlo en sensaciones variadas).
(2) El individuo es activo, productivo, y no meramente
pasivo, a la hora de percibir. Los elementos con los que el individuo contribuye
a priori a la percepción son las leyes de la forma (que vienen a
ser una versión psicológica moderna del innatismo; las veremos más adelante).
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El
conductismo y la reflexología
El conductismo debe su origen a John Broadus Watson
(1878-1958), el cual pretendía hacer de la psicología una ciencia que pudiese
desenvolverse con el mismo grado de rigor que las ciencias de la naturaleza.
Para ello, según Watson, debían
descartarse de la psicología todos los datos no observables (de tipo introspectivo,
las sensaciones, etc.). La psicología debe limitarse al análisis de aquello
que sí puede ser observado y descrito objetivamente: la conducta humana (de ahí el nombre de esta corriente).
La conducta se manifiesta como
una serie de respuestas, las cuales hay que explicar a partir de sus
causas: los estímulos. Toda conducta es, pues, reductible a una relación
estímulo-respuesta (E-R) que es el
objeto de estudio de la psicología.
Al desarrollo del conductismo
también colaboró la reflexología del psicólogo ruso Iván Pétrovich
Pávlov (1848-1936). Pávlov elabora la teoría del reflejo condicionado,
según la cual podrían explicarse muchos de los comportamientos humanos.
Esta teoría sostiene lo
siguiente: la mayoría de las conductas del organismo consisten en reflejos
incondicionados, ante estímulos naturales.
Es conocido el ejemplo que presenta el propio Pávlov: ante un estímulo natural, la presencia de
comida, un perro da una respuesta incondicionada:
comienza a salivar. Pues bien, el reflejo
condicionado se produce cuando el organismo asocia a un estímulo natural, otro originalmente indiferente, de modo que la presencia
de este último provoca la respuesta que correspondería al primero. Así, en
el ejemplo anterior, si cada vez que se le lleva la comida (estímulo natural)
a un perro, se hace sonar una campanilla (estímulo indiferente) con el tiempo
el perro comienza a salivar (reflejo condicionado) ante el sonido de la
campanilla (convertido ahora en un estímulo condicionado).
Otro psicólogo conductista cuya
influencia ha sido y es enorme es Burrhus Frederic Skinner (1904-1990).
Skinner lleva a cabo una reducción de lo que se entiende por conducta. Para este
psicólogo, la conducta es todo tipo de actividad orientada a actuar sobre
el mundo circundante.
Skinner descubre un tipo nuevo
de condicionamiento que pasará a ser conocido como condicionamiento
operante. En el condicionamiento operante el individuo es condicionado
a través de un proceso en el que su actuación sobre el medio obtiene un premio que actúa como refuerzo
de su conducta (o un castigo, que inhibe esa conducta).
Para sus experimentos
Skinner diseña la, desde entonces, conocida como caja de Skinner.
Consiste en una caja, provista de una palanca u otro artilugio de fácil manipulación,
que accionada dejará paso a un premio (por ejemplo, comida) o un castigo (por
ejemplo, una descarga eléctrica). En ella una rata (u otro sujeto experimental)
se mueve libremente. Accidentalmente accionará una palanca que deja pasar la
comida. Tras varias repeticiones accidentales de esta operación la rata
aprende la relación palanca-comida, o palanca-descarga, tendiendo a repetir
su conducta en el primer caso (premio), o a inhibirla en el segundo (castigo).
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El
psicoanálisis
Esta corriente psicológica con
una enorme influencia en el siglo XX, incluso fuera de los ámbitos de la
psicología, fue desarrollada por Sigmund Freud (1856-1939).
A diferencia de la corriente
conductista, que considera que la psicología debe limitarse a estudiar la conducta
observable, el psicoanálisis toma como elemento central el estudio de la mente, y en concreto de los procesos inconscientes.
Este estudio es llevado a cabo
desde tres perspectivas:
(1) Una perspectiva
económica: según la cual la mente humana dispone de una «energía» a su servicio que funciona
como cualquier tipo de energía. Es decir, puede transformarse, acumularse, bloquearse,
disiparse, descargarse, etc., pero no puede aniquilarse sin más.
(2) Una perspectiva
topológica: según la cual, en la mente humana cabe distinguir tres «lugares»
o «instancias»: el ello, el yo y el superyó, constituidas de procesos que pueden ser inconscientes, preconscientes o conscientes.
(3) Una perspectiva
dinámica: en la que se trata de analizar los fenómenos desde el punto de
vista de los conflictos, deseos o defensas, instintivos.
(Por su importancia en la
historia general de la cultura dedicaremos una unidad entera a la exposición de
esta corriente psicológica).
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Psicología humanista (Maslow y Rogers)
Durante
los años 50 y 60 del siglo XX se desarrolló otra corriente psicológica, crítica
con el conductismo y el psicoanálisis, y que recupera, en cierta medida,
algunas de las preocupaciones de Dilthey: la psicología humanista.
El
conductismo reduce a la conducta humana a sus aspectos cuantificables (medidos a partir de reacciones E-R), y deja de lado
la interioridad del ser humano. El psicoanálisis pone el acento en los
elementos patológicos, hasta el
punto de que parece concebir al ser humano como un animal enfermo. Frente a ambas
actitudes la psicología humanista pone el acento en aquello que hace humanos a
los humanos: en la capacidad, y la necesidad, de elegir -esto es, en la libertad-, en la búsqueda, y creación,
de sentido, etc. Evitando reducir lo
humano a lo animal, que parece una constante en el conductismo y, en menor
medida, el psicoanálisis.
La
psicología humanista tampoco desdeña los aportes de la filosofía para tratar de entender lo humano. En especial del
existencialismo (Kierkegaard, Sartre, Jaspers), de Merleau-Ponty, de Nietzsche,
de Heidegger, etc.
Entre
los creadores de la psicología humanista cabe destacar a Abraham Maslow (1908-1970, descubridor de la célebre «pirámide de las necesidades») y Carl Rogers (1902-1987)
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Psicología cognitiva
Es
una corriente psicológica, surgida en los años 50 del siglo XX, que toma como
objeto de estudio los procesos mentales
(enfrentándose, en especial, con el conductismo que reducía el objeto de la
psicología a la conducta observable). Tales procesos mentales son procesos cognitivos (cuyo
funcionamiento se explica, a veces, por analogía con el funcionamiento de un
ordenador).
Los
cognitivistas sostienen, además, que la conducta
está determinada por tales procesos mentales, que constituyen el modo bajo el
que los individuos procesan la
información y entienden el mundo
en el que se desenvuelven. El contraste de nuevas informaciones con sus
estructuras cognitivas previas es lo que lleva a los individuos a modificar su conducta.
Los
procesos mentales en los que centra su estudio el cognitivismo son las diversas
formas de razonamiento (deducción,
inducción, abducción, pensamiento analógico), la toma de decisiones, la adquisición
del lenguaje y la percepción.
Entre
los impulsores del cognitivismo cabe mencionar a Jean Piaget (1896-1980), George
Kelly (1905-1967), David Ausubel
(1918-2008), Jerome Bruner
(1915-2016), Herbert Simon
(1916-29001), George Armitage Miller
(1920-2012), Donald Broadbent (1926-1993),
Endel Tulving (1927), Alan Baddeley (1934), y Ángel Rivière (1949-2000). Aunque Lev Vigotsky (1896-1934), y Frederic Bartlett (1886-1969), pueden
ser considerados ya precursores de esta corriente psicológica.
3. Las disciplinas psicológicas
Tras
el desarrollo de la psicología como ciencia esta adquiere una doble dimensión,
como suele ser habitual en otras ciencias: teórica
y práctica.
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La psicología teórica
La psicología teórica tiene como objetivo
el conocimiento de los fenómenos que le son propios, que ya hemos señalado, y
que pueden ser reducidos a dos tipos: estados mentales y conductas.
Para
lograr este objetivo se desglosa en varias ramas o subdisciplinas:
(1) Psicología básica y experimental. Trata
del estudio de los procesos psicológicos generales compartidos por todos los
seres humanos, aplicando técnicas propias de la ciencia moderna. Se centra en
el análisis del funcionamiento de los procesos perceptivos, de la memoria, la
atención, la motivación, etc.
(2) Psicobiología. Se centra en el estudio
de las bases físico-biológicas de la conducta.
(3) Psicología evolutiva. Se centra en el
estudio de los cambios que sufren los humanos a lo largo de su vida. Es
frecuente diferenciar ciertas etapas en este proceso. Así, Piaget diferencia
cuatro etapas básicas en el desarrollo cognitivo del individuo, Köhlberg
diferencia seis etapas en el desarrollo moral del individuo, etc.
(4) Psicología del aprendizaje. Se centra
en el análisis de los procesos de aprendizaje. Conductistas y cognitivistas han
dominado esta rama de la psicología. Los primeros se centran en analizar los
cambios en las relaciones estímulo-respuesta observables. Los segundos en el
análisis de cómo manejamos la información.
(5) Psicología de la personalidad. Se
centra en el análisis de los factores determinantes en la constitución de la
personalidad, en establecer los tipos básicos de personalidad, etc. (Un campo
de debate interesante es el de aclarar qué pone la herencia -esto es, lo
factores genéticos- y qué el ambiente -es decir, el aprendizaje-, en la
constitución de la personalidad).
(6) Psicología social. Se centra en el
análisis de las interacciones sociales, y en cómo estas modelan la personalidad
de los individuos (sus estados mentales y su conducta).
(7) Psicología del arte. Se centra en el
análisis de la creación y la percepción artística.
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La psicología práctica o aplicada
La psicología práctica o aplicada trata de curar los trastornos
mentales o conductuales o bien de descubrir cómo sacar el mejor rendimiento de
las facultades o capacidades humanas.
Para
lograr este objetivo se desglosa en varias ramas o subdisciplinas:
(1) Psicología clínica y de la salud. Trata
de diagnosticar y curar trastornos emocionales o conductuales. En esta rama de
la psicología es donde existe quizá una mayor disparidad de procedimientos en
función de la escuela a la que se adscriba en profesional. Dentro de la
psicología clínica y de la salud también es frecuente la especialización en
varias subramas centradas en las disfunciones sexuales, las dependencias, las
alteraciones de los estados de ánimo, las relaciones familiares y de pareja, etc.
(2) Psicología laboral o del trabajo. Trata
fundamentalmente de dos tipos de cosas: (a) Establecer las estrategias
adecuadas para alcanzar el mejor rendimiento posible en el trabajo, teniendo en
cuenta las necesidades y los intereses de los trabajadores y de la empresa. (b)
La selección del personal adecuado para las funciones que va a desempeñar.
(3) Psicología físico-deportiva. Trata de
desarrollar estrategias psicológicas para conseguir un mayor rendimiento de los
deportistas tanto a nivel individual como de grupo (cuando se trata del funcionamiento
de equipos).
(4) Psicología de la educación y el desarrollo.
Se centra en el análisis del aprendizaje con el objetivo de adecuar los
procedimientos a las capacidades y grado de desarrollo de los alumnos y diseñar
estrategias que hagan que la relación enseñanza-aprendizaje sea eficaz y
satisfactoria. (Con esta finalidad se desarrollan test, u otras técnicas de
diagnóstico, para medir las capacidades de los alumnos, para detectar
dificultades de aprendizaje, de convivencia, o alumnos con capacidades
especiales, y se hacen propuestas adaptadas a estas situaciones).
(5) Psicología forense. Se centra en la
recopilación de pruebas relacionadas con procesos judiciales (tales como tratar
de determinar si un individuo miente conscientemente, si posee falsos
recuerdos, si estaba bajo algún tipo de trastorno en el momento de actuar,
etc.).
(6) Psicología de la intervención social. Se
centra en los trastornos mentales o conductuales que afectan a la relación de
las personas con la comunidad, o en los problemas de conducta, integración,
etc., de determinados colectivos.
(7) Psicología ambiental. Se centra en el
estudio de las relaciones del individuo con el entorno natural o social (trata
temas como la habitabilidad de los entornos urbanos, etc.).
(8) Psicología de la mercadotecnia y la
publicidad. Tiene por objetivo el diseño de estrategias que hagan
atractivos los productos o servicios de cara a sus potenciales clientes, o a
descubrir los deseos o gustos de estos para desarrollar productos, servicios o
enfoques publicitarios adaptados a tales deseos o gustos.
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http://www.psicologia.unam.mx/documentos/pdf/publicaciones/Historia_de_la_Psicologia_Unidades_1_2_y_3_Alvarez_Diaz_y_Monroy_Nars.pdf
-Molina Avilés, Jorge; Monroy Nasr,
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http://www.psicologia.unam.mx/documentos/pdf/publicaciones/Historia_de_la_Psicologia_Alvarez_Diaz_Molina_Aviles_Monroy_Nasr_Bernal_Alvarez_TAD_1_sem.pdf
-https://psicologiaymente.com
-Leahey, Thomas Hardy: Historia de la psicología. Prentice Hall
Iberia, S. R. L. Madrid, 1998. Disponible en:
https://tuvntana.files.wordpress.com/2015/06/historia-de-la-psicologia-thomas-hardy-leahey.pdf
-Pinillos, José Luis: Principios de psicología. Alianza
Editorial, S. A. Madrid, 1985.
-Wolmann, Benjamin B.: Teorías y sistemas contemporáneos en
psicología. Ediciones Martínez Roca, S. A. Barcelona, 1981.
Los
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